La Hipertensión Pulmonar es una enfermedad poco frecuente que consiste en el aumento de la presión en las arterias pulmonares. Normalmente, el lado derecho del corazón bombea sangre a través de los pulmones, donde recoge oxígeno. Luego, la sangre, retorna al lado izquierdo del corazón, y se bombea hacia el resto del cuerpo. Pero cuando las arterias que llevan la sangre desde el corazón hacia los pulmones se estrechan, entonces no pueden transportar la cantidad de sangre necesaria acumulando presión. A esto se lo define como Hipertensión Pulmonar. Se impone un mayor esfuerzo al corazón para hacer pasar la sangre por los pulmones que con el tiempo se debilita, no puede cumplir su función, provocando insuficiencia cardíaca hasta que el corazón claudica. Si bien el síntoma cardinal de la HP es la Dificultad para respirar (DISNEA) que se agrava con el esfuerzo, esta disnea de esfuerzo no es atributo único de esta patología. A esto se suma que algunos pacientes no logran percibirla (los síntomas comienzan siendo sutiles e inespecíficos), por lo que a menudo el diagnóstico se retrasa entre 2 y 3 años. Al síntoma de la Disnea se suman los mareos, cansancio, dolor en el pecho, palpitaciones, desmayos; edemas en tobillos, piernas o abdomen. Según la OMS se estima que 52 personas por millón padecen Hipertensión Pulmonar, enfermedad que afecta a personas de cualquier edad, género, raza o grupo étnico aunque es dos veces más común en mujeres. Es fundamental lograr el diagnostico de manera precoz a fin de acceder de inmediato a el o los tratamientos que garanticen una mayor expectativa y mejor calidad de vida.

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