La hepatitis es la inflamación del hígado y existen diferentes tipos. La hepatitis C es causada por el virus de la hepatitis C (VHC), que puede variar desde una enfermedad leve que dura unas pocas semanas hasta una grave de por vida. 

Aunque se puede presentar como una infección aguda, lo más frecuente es que se desarrolle de forma asintomática, evolucionando a una enfermedad crónica y persistente que con el tiempo puede conducir a cirrosis, cáncer de hígado y múltiples complicaciones fuera del hígado.

Se transmite por contacto directo con sangre infectada: por compartir agujas o jeringas con personas infectadas; hacerse un tatuaje o piercing con material no descartable o debidamente esterilizado; mantener relaciones sexuales sin preservativo u otro método de barrera. Las personas que recibieron transfusiones antes del año 1994 también pudieron haber estado expuestas al virus, ya que se desconocía en ese momento. Y también existe la transmisión durante el embarazo, aunque es una vía poco frecuente.

Un cambio de paradigma

La infección por el virus de la hepatitis C se diferencia de otras infecciones virales crónicas, en particular la infección por el VIH-Sida, precisamente en que hay tratamientos que la curan. Existen varios fármacos para tratar a las personas infectadas por hepatitis C y, con la introducción de nuevos medicamentos, las tasas de curación han registrado un aumento constante. 

Se trata de una terapia de rápida evolución con nuevos compuestos antivirales de acción directa que permiten tratamientos cortos (de 8 a 12 semanas) con tasas de curación de hasta el 95% en personas con infección por el VHC. Y se espera que en los próximos años se aprueben varios compuestos antivirales más.

Estos avances farmacéuticos están cambiando el paradigma de la enfermedad. Gracias a los efectivos resultados alcanzados, quienes padecen esta enfermedad pueden donar sus órganos y recibir trasplantes sin impedimentos extra. Se trata de un gran avance ya que permite ampliar el número potencial de donantes y reducir el riesgo de muerte entre las personas registradas en la lista de espera, tal como explican los especialistas de la Fundación para la Docencia e Investigación de las Enfermedades del Hígado (Fundieh).

Cuáles son los síntomas 

En una infección aguda, los síntomas pueden aparecer de 2 semanas a 6 meses después de haber tenido contacto con el virus. Los síntomas de la hepatitis C crónica pueden tardar hasta 30 años en manifestarse, y el daño al hígado suele ser silencioso durante este tiempo. Pueden incluir: cansancio, fatiga, náuseas o vómitos, fiebre y escalofríos, orina de color oscuro y materia fecal de color más claro, coloración amarilla en la piel y mucosas, problemas de coagulación de la sangre, sangrado digestivo, distensión abdominal con líquido dentro del abdomen.

El diagnóstico de hepatitis C se realiza mediante análisis de sangre específicos que detectan tanto la presencia del virus. Se recomienda que al menos una vez en la vida todas las personas se realicen el test de la hepatitis C a partir de los 18 años.

Cómo se previene

Por el momento no se dispone de una vacuna para prevenir la infección por hepatitis C. Para prevenirla, se debe evitar el contacto directo con la sangre de otras personas, no compartir cepillos de dientes ni otros artículos personales como agujas, máquinas de afeitar, etc.

Es fundamental el uso de un método de barrera como el preservativo en todas las relaciones sexuales porque es la medida más efectiva para prevenir la hepatitis C y cualquier infección de transmisión sexual. También es importante exigir el uso de materiales esterilizados para la realización de un tatuaje o piercing, o ante cualquier procedimiento médico invasivo y/o estético.

Datos de Argentina y el mundo

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 185 millones de personas en todo el mundo están infectadas por el virus de la hepatitis C, de las que cada año mueren 350.000. 

De acuerdo con datos de 2020 del Boletín de la Coordinación de Hepatitis Virales, los casos y tasas de notificación de hepatitis C a nivel nacional muestran un descenso paulatino de la incidencia desde 2015 (1,59 por cada 100.000 habitantes) a 2019 (1,19 por cada 100.000 habitantes).

El gran desafío sigue siendo el diagnóstico: se calcula que en Argentina tiene hepatitis C alrededor del 0,5% de la población, unas 250 mil personas.

Fuentes: Ministerio de Salud de la Nación, Organización Mundial de la Salud (OMS), Fundación para la Docencia e Investigación de las Enfermedades del Hígado (Fundieh)

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