Es una afección que indica que los riñones están dañados y por lo tanto no pueden filtrar la sangre lo suficientemente bien. En la mayoría de los casos se puede prevenir.
Los riñones cumplen una función clave para para el organismo que consiste en eliminar los desechos y el exceso de líquido del cuerpo y mantienen un equilibrio saludable de agua, sales y minerales (como sodio, calcio, fósforo y potasio) en la sangre. Sin este equilibrio, es posible que los nervios, los músculos y otros tejidos en el cuerpo no funcionen normalmente.
Cuando están sanos, ayudan a regular la presión arterial, retrasar el envejecimiento y regular el crecimiento en los niños, entre otras acciones importantes. Si los riñones dejan de funcionar como tendrían que hacerlo, aparece la enfermedad renal que puede evolucionar a enfermedad renal crónica -o nefropatía o insuficiencia renal crónica- cuando la función renal empeora lentamente con el tiempo.
Alrededor del 10% de la población mundial está afectada por enfermedad renal crónica. En la Argentina, una de cada ocho personas padece algún grado de insuficiencia en ese órgano vital y 20.000 personas mueren anualmente por complicaciones vinculadas con la enfermedad renal crónica. Cada año, 1.800 pacientes ingresan en lista de espera para un trasplante de riñón y 7.500 comienzan diálisis.
La pérdida gradual de la función renal es una patología no transmisible que puede afectar severamente la calidad de vida del paciente y tiene una alta carga para el sistema de salud, pero la buena noticia es que en la mayoría de los casos puede prevenirse.
En la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN) estiman que uno de cada cinco hombres y una de cada cuatro mujeres de entre 65 y 75 años y la mitad de los mayores de 75 años padecen algún grado de deterioro del filtrado renal. En niños la enfermedad renal es menos frecuente.
La importancia de la detección precoz
Los expertos se refieren a la enfermedad renal como una “enfermedad silenciosa” porque apenas suele presentar síntomas. Y, cuando lo hace, en personas de cualquier edad, significa que ya está en un estado avanzado. Por eso es tan importante obtener un diagnóstico temprano. Aunque, tras el diagnóstico, esta enfermedad no suele tener cura, sí se puede ralentizar su progreso, con el objetivo de evitar la diálisis, que sustituye la función de los riñones y retrasar el envejecimiento.
Una de las señales, según los especialistas, la da la creatinina en sangre ya que se elimina por los riñones; pero, cuando no funcionan correctamente, sus niveles suben, lo que indica que hay un problema.
Causas y consecuencias
La función renal puede verse afectada por varias causas, entre las que se destacan la diabetes (tanto tipo 1 como tipo 2) y la hipertensión, además de inflamaciones en el sistema excretor como la glomerulonefritis (de los glomérulos, que realizan la filtración de los riñones) o la nefritis intersticial (de los túbulos del riñón y las estructuras circundantes), o patologías como la obstrucción de las vías urinarias, enfermedad renal poliquística, reflujo vesicoureteral e infección renal recurrente.
Del mismo modo, la enfermedad genera varios efectos en el cuerpo. El primero es que puede llevar a la falla renal, obligando al paciente a someterse a diálisis o a un trasplante renal. También afecta severamente el sistema cardiovascular, porque el aumento de potasio puede alterar el funcionamiento del corazón e incrementa el riesgo de muerte prematura por infarto o accidente cerebrovascular.
La retención de líquidos causa hinchazón en brazos y piernas y su acumulación en los pulmones puede derivar en un edema pulmonar. Además, la enfermedad renal debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas, provoca anemia, daños en el sistema nervioso central y disminución de la respuesta inmune, puede afectar la fertilidad y generar complicaciones en el embarazo
Consejos para cuidar los riñones
Muchos de los factores de riesgo de la enfermedad renal crónica están vinculados con el estilo de vida: diabetes, presión arterial elevada, enfermedades cardiovasculares, tabaquismo, obesidad.
Este año, el Comité Directivo de la SAN dedicado al Día Mundial del Riñón -que se celebra cada 11 de marzo- eligió el lema “Viviendo bien con la enfermedad renal”, con el objetivo de destacar la importancia del empoderamiento de los pacientes a través de la educación sobre el manejo eficaz de los síntomas para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares. Para eso, armaron una agenda de consejos y cuidados:
- Hacer actividad física de forma habitual, para mantenerse en forma y activo.
- Controlar el nivel de azúcar en sangre
- Controlar la presión arterial.
- Seguir una alimentación saludable, rica en vegetales
- Reducir el consumo de sal.
- Hidratarse
- No fumar
- No utilizar fármacos que puedan dañar los riñones
- Realizar chequeo de sangre y orina para analizar el funcionamiento renal si se presentan los factores de riesgo
- Tener presente que todo lo que afecta al corazón también afecta a los riñones.
Fuente: Sociedad Argentina de Nefrología (SAN); Día Mundial del Riñón 2021; Fundación Americana del Riñón