Esta clasificación refleja el impacto en términos de síntomas y actividad física en la vida de los pacientes. En otras palabras, hace referencia al modo de aparición de los síntomas en la HP que aparecen y se agravan progresivamente durante el ejercicio, al comienzo, y en situación de reposo, en su grado más avanzado. Está basada en una clasificación formulada por la New York Heart Association (NYHA) para insuficiencia cardiaca izquierda y que posteriormente fue adaptada para la HP por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Clase I: Sin limitación en actividad normal

Esta primera etapa es asintomática, puesto que el corazón funciona normalmente La actividad física cotidiana puede desarrollarse sin dificultad dado que NO causa disnea, fatiga o dolor precordial. Lograr el diagnóstico en este momento es poco común.

Clase II: Síntomas en actividades ordinarias

Si bien no hay presencia de síntomas en situación de reposo, ante la actividad física cotidiana el paciente siente falta de aire, fatiga y dolor de pecho viéndose notoriamente limitada. Puede suceder que ante tareas que supongan un gran esfuerzo físico se produzcan desmayos.

Clase III: Síntomas mínimos esfuerzos

A diferencia de la clase funcional anterior, se observa una marcada limitación de la actividad física. Si bien no hay síntomas en situación de reposo, ante la realización de actividades rutinarias, por mínima que sea, se produce falta de aire, dolor en el pecho, fatiga en exceso, y en ocasiones desmayos.

Clase IV: Síntomas en reposo que aumentan con la actividad. Sincope o Signos de falla derecha

En esta etapa el paciente sufre un severo deterioro en su calidad de vida. No solo que la disnea y la fatiga pueden estar presentes en reposo, sino que además el paciente es incapaz de realizar cualquier actividad física. Manifiestan signos de falla cardiaca derecha. Bajo el sistema de la OMS, cualquiera que sea propenso a desmayarse cae dentro de esta clase.

Debido a que a menudo no se detecta la HP en sus etapas incipientes, muchos, si no la mayoría de los pacientes, ya se encuentran en las clases más altas al momento de ser diagnosticados debido a que sus síntomas pueden ser de tantas otras enfermedades comunes que no incitan a los médicos a pensar en una enfermedad más inusual como la HP (Los pacientes pueden pensar que no tienen nada específico y que sencillamente están “fuera de estado”). Lo cierto es que con el tratamiento correcto se puede bajar en la clasificación.

 

 

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