Una buena alimentación ayuda a prevenir la obesidad y muchas otras enfermedades asociadas. Sin embargo, el vertiginoso ritmo de vida actual hace que a veces nos olvidemos de comer bien.
Una alimentación saludable es aquella que contiene una amplia variedad de alimentos y todos los nutrientes necesarios. Debe incluir productos de origen vegetal, como frutas, hortalizas, legumbres, cereales, frutos secos, aceite de oliva y semillas y, en menor medida, alimentos de origen animal, como carnes rojas, pescados, huevos, quesos y otros productos lácteos.
No sólo es importante qué comemos, sino cuánto comemos de cada cosa y cómo elaboramos los alimentos que ponemos en el plato. En ese sentido, el ajetreo de la vida actual, con la sensación permanente de que “no tenemos tiempo” para hacer las compras de forma consciente y cocinar, atenta contra una buena alimentación.
“La falta de tiempo hace que cada vez nos alejemos más de una alimentación saludable y optemos por patrones que impactan en nuestros hábitos de alimentación. Esto nos lleva a que consumamos al paso y rápidamente alimentos que por lo general tienen una pobre calidad nutricional, procesados o precocinados y con alta densidad calórica, llenos de sal, azúcar y grasas”, señaló el licenciado Diego Querze, Responsable de la Sección Nutrición en Enfermedades Neurológicas de Fleni.
Desarrollar buenos hábitos
La formación de buenos hábitos alimentarios es un excelente instrumento para la prevención de enfermedades. Una mala alimentación puede favorecer no sólo la obesidad, sino que también es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades asociadas.
“Las dietas con alimentos con alto contenido de sal, grasa y azúcar contribuyen al desarrollo de enfermedades crónicas no trasmisibles, con las consecuencias que eso trae y su impacto negativo para nuestra salud”, advirtió el licenciado Querze. “Estos comportamientos, sumados a la inactividad física y el sedentarismo, intervienen en la formación de factores de riesgo metabólicos como sobrepeso, obesidad, enfermedad cerebrovascular, hipercolesterolemia, riesgo vascular e hipertensión arterial, entre otros”, indicó.
Para lograr una alimentación saludable y equilibrada es fundamental la organización y la planificación de nuestras comidas y también tomarse unos minutos para disfrutarlas. “Ser más conscientes cuando nos alimentamos nos ayuda a controlar qué comemos, cómo comemos y la cantidad que ingerimos”, explicó el especialista.
Algunos consejos para alimentarse bien
Por todo esto, el licenciado Querze recomienda seguir estas pautas para una alimentación saludable:
Elegir frutas y verduras de estación
Optar por los granos integrales
Incorporar pescado a la dieta
Consumir carnes magras, con poca grasa
Elegir lácteos bajos en grasa
Consumir abundante agua durante el día
Preparar la comida en casa para tener un mayor control sobre los ingredientes
Elegir métodos de cocción más saludables (al vapor en vez de frito, por ejemplo)
Utilizar hierbas y especias naturales para saborizar los alimentos
Cuidar el tamaño de las porciones
Leer las etiquetas de los alimentos
Evitar la sal, las bebidas azucaradas y los alimentos con alto contenido de sal, grasas y azúcares
La buena noticia es que siempre estamos a tiempo de dejar de lado hábitos nocivos e incorporar otros más saludables. “Afortunadamente hay un alto porcentaje de la población que comienza a tener en cuenta y a preocuparse por una alimentación más saludable e incorpora buenos hábitos”, señaló el licenciado Querze. Añadió que es clave cuidar lo que se come en todas las etapas de la vida, pero especialmente en la infancia, ya que es el momento en que una persona adquiere los hábitos alimentarios que seguirá a lo largo de su vida.