El 12 de noviembre se conmemora el “Día Mundial contra la Neumonía” con el objetivo de sensibilizar a la población mundial sobre el problema de salud que constituye esta enfermedad y de intentar promover las intervenciones necesarias para prevenirla y tratarla adecuada y oportunamente.

¿Cuál es la causa de la neumonía?
La neumonía es una infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. No existe una sola causa, pero puede desarrollarse por la presencia de bacterias, virus u hongos en el aire. Cuando un niño se infecta, los pulmones se le llenan de fluidos que le dificultan la respiración. Los niños con sistemas inmunológicos inmaduros (como, por ejemplo, los recién nacidos) o débiles (a causa de la desnutrición o de enfermedades como el VIH) son más sensibles a la neumonía.

¿Cuáles son los síntomas de la neumonía?
Dado que se trata de una infección de los pulmones, los síntomas más comunes de la neumonía son la tos, las dificultades para respirar y la fiebre. Los niños que padecen neumonía suelen tener una respiración acelerada y cuando inhalan se les hunde o retrae la parte baja del pecho (el pecho de una persona sana tiende a expandirse con la inhalación).

¿Cómo se le diagnostica la neumonía a un niño?
Los profesionales de la salud pueden diagnosticar la neumonía realizando un reconocimiento físico; por ejemplo, analizando patrones respiratorios atípicos o auscultando los pulmones de un niño. En algunos casos, también pueden diagnosticar la enfermedad con rayos X o análisis de sangre.

¿Cómo se trata la neumonía?
El tratamiento de la neumonía depende de su tipo. En los países en desarrollo, la causa de un gran número de casos de neumonía se debe a las bacterias y puede tratarse con antibióticos de bajo coste. Aun así, solo una tercera parte de los niños que padecen neumonía reciben los antibióticos que necesitan porque carecen de acceso a una atención médica de calidad.

¿Se puede prevenir la neumonía?
En primer lugar, la neumonía puede prevenirse con un refuerzo de las medidas de protección, como, por ejemplo, una nutrición adecuada, así como con la reducción de factores de riesgo como la contaminación del aire (que hace que los pulmones sean más sensibles a la infección) y la adopción de prácticas de higiene adecuadas. Numerosos estudios demuestran que lavarse bien las manos con jabón reduce el riesgo de contraer neumonía en más de un 50%, ya que disminuye la exposición a las bacterias.

Tanto la prevención como el tratamiento requieren un sistema de atención primaria de la salud sólido, así como comunidades comprometidas y empoderadas. Sin embargo, solo el 68% de los niños de todo el mundo que presentan síntomas de neumonía acuden a un proveedor de atención médica.

Cada 39 segundos muere un niño a causa de la neumonía. Es necesario actuar de manera urgente para poner fin a esas muertes prevenibles. Los trabajadores de la salud que cuentan con la formación y la preparación necesarias para prevenir y tratar la neumonía pueden cambiar el curso de la enfermedad y ayudar a salvar la vida de los niños.

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