Además de seguir el tratamiento adecuado, se aconseja hacer ejercicio, comer sano, evitar situaciones de estrés y también tomar el control de la enfermedad dando a conocer qué es y compartiendo la experiencia como una vía de escape.

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria, crónica y no contagiosa. Forma parte de la larga lista de las enfermedades autoinmunes en las que el sistema inmunológico se ve afectado y embiste a las células, tejidos y órganos sanos de su cuerpo por error.

Aparece en forma de lesiones cubiertas por escamas blancas y secas, que se pueden desarrollar en codos, rodillas, tronco y cuero cabelludo. En muchos casos puede comprometer las palmas de las manos, las plantas de los pies, las uñas y las articulaciones, provocando una artropatía psoriásica. 

Su particularidad radica en la duración del proceso de recambio de las células de la capa superficial de la piel, que generalmente es de 28 días, pero en pacientes con psoriasis se realiza en el lapso de entre 3 y 4 días.

La enfermedad tiene un origen genético, pero puede ser desencadenada por una alteración del sistema inmunológico y múltiples factores externos que la provocan o agravan, como pueden ser: el consumo de alcohol y tabaco, estrés, infecciones (bacterias, virus y hongos), algunos medicamentos, las bajas temperaturas y los cambios hormonales.

Afecta al 3% de la población mundial, indistintamente a hombres y mujeres a cualquier edad, tanto en lactantes, niños y adultos. En Argentina se estima que 800.000 personas tienen psoriasis. 

Desestigmatizar la enfermedad

Como en todas las enfermedades, y en mayor medida en las que los signos son visibles, el aspecto psicológico es fundamental ya que el sentirse discriminado o excluido puede llegar a tener un impacto negativo en la vida social del paciente a la hora de mostrarse en público o tener que exponer áreas del cuerpo que habitualmente cubren por temor a las preguntas o miradas incómodas.

La comunidad médica y las asociaciones de pacientes brindan información para desestigmatizar la enfermedad. El desconocimiento puede afectar a los pacientes y por eso es recomendable confiar en los profesionales médicos, así como acudir a terapia si fuera necesario.

Hoy en día la psoriasis se puede controlar con la atención de dermatólogos, reumatólogos y nutricionistas y la aplicación de diversos tratamientos (cremas y ungüentos, fototerapia con luz ultravioleta y medicamentos biológicos y no biológicos) con resultados efectivos. Son fundamentales los controles de seguimiento para examinar si el paciente tiene antecedentes de diabetes, cómo están sus niveles de colesterol y también consultar al cardiólogo y gastroenterólogo para descartar cualquier enfermedad asociada o comorbilidad.

Además de realizar el tratamiento adecuado indicado por los especialistas, se recomienda seguir una serie de acciones para mejorar la calidad de vida:

  • Realizar baños o duchas diarias con agua tibia.
  • Evitar rascar la zona irritada, evitándose probables infecciones.
  • Reforzar el sistema inmunológico.
  • Evitar situaciones de estrés.
  • Hacer ejercicio con regularidad.
  • Hidratarse correctamente.
  • No fumar ni beber alcohol.
  • Comer sano y mantener un peso saludable.
  • Utilizar calzado cómodo cuando los brotes son en los pies.
  • Siempre consultar al médico.

Para que los pacientes puedan afrontar el impacto emocional de la enfermedad y de esa manera vivir mejor su psoriasis, la ONG Acción Psoriasis, promovida por la Asociación española de Pacientes de Psoriasis, Artritis Psoriásica y Familiares, propone el siguiente decálogo de motivaciones y actitudes:

  • Aprender a convivir con la psoriasis.
  • Hablar con el médico y el entorno.
  • Valorar el impacto psicológico de la psoriasis.
  • Enseñar la psoriasis.
  • Ser disciplinado con los tratamientos.
  • No desaparecer por la psoriasis.
  • Luchar por realizar los proyectos personales.
  • Tomar el control de la psoriasis.
  • Dar a conocer qué es realmente la psoriasis.
  • Compartir la experiencia porque es una vía de escape. 

Algo más que lesiones blancas

De acuerdo con la Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis (IFPA), la carga de esta enfermedad se divide en cuatros pilares:

  • Físicos: Las personas con psoriasis pueden experimentar comezón o ardor constantes. La artritis psoriásica puede causar dolor y fatiga persistente. Y está demostrado que estos pacientes tienen una incidencia incrementada de otras enfermedades no transmisibles incluyendo diabetes tipo 2, artritis psoriásica, enfermedad cardiovascular e infarto.
  • Emocionales: La psoriasis se asocia a una variedad de dificultades psicológicas, incluyendo baja autoestima, disfunción sexual, ansiedad, depresión, e ideación suicida. La visibilidad de las lesiones psoriásicas significa que la estigmatización y el rechazo social son experiencias comunes para las personas con psoriasis.
  • Sociales: La incomodidad física, el funcionamiento emocional dañado, y la imagen negativa que sienten de su propio cuerpo conducen a limitaciones en sus actividades diarias, evitando situaciones interpersonales o lugares públicos y por lo tanto oportunidades ocupacionales y sociales reducidas.
  • Económicos: La psoriasis impone una carga económica sustancial en el individuo y la sociedad. Pacientes con psoriasis más severa deben gastar más dinero y tiempo en tratamiento, y consecuentemente, afecta su status laboral. Los costos indirectos incluyen productividad perdida y discapacidad provocada por las limitaciones en las actividades de la vida cotidiana.

Fuentes: Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis (IFPA) Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (AEPSO, Argentina) Acción Psoriasis (Asociación de Pacientes de Psoriasis, Artritis Psoriásica y Familiares – España)

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