La artritis idiopática juvenil es el tipo más común de artritis en niños y adolescentes. Por lo general, causa dolor e inflamación en las articulaciones de manos, rodillas, tobillos, codos y muñecas, pero también puede afectar otras partes del cuerpo. 

Hay distintos tipos de artritis en niños y jóvenes, pero en todos los casos se trata de una enfermedad autoinmune. ¿Qué implica esto? Que el sistema inmunológico, que se supone que lucha contra invasores como gérmenes y virus, se confunde y ataca las células y tejidos del cuerpo. 

Como consecuencia, el organismo de la persona con una artritis idiopática juvenil libera sustancias químicas inflamatorias que atacan la membrana sinovial (tejido que recubre la articulación y que produce un fluido que amortigua las articulaciones y las ayuda a moverse con suavidad). Una membrana sinovial inflamada puede hacer que una articulación duela o tenga mayor sensibilidad, se vea enrojecida o hinchada o sea difícil de mover.

La palabra “idiopática” significa desconocido y los investigadores no están seguros de por qué los niños desarrollan estos cuadros de artritis. En principio, la hipótesis es que tendrían ciertos genes que son activados por virus, bacterias u otros factores externos, pero no hay evidencia de que alimentos, toxinas, alergias o falta de vitaminas causen la enfermedad.

Los síntomas más comunes incluyen dolor o rigidez en las articulaciones, que pueden empeorar al despertar o permanecer en una posición por tiempo prolongado; articulaciones enrojecidas, hinchadas, sensibles o calientes; sensación de cansancio o agotamiento; visión borrosa u ojos secos y arenosos; erupción; pérdida de apetito; fiebre alta. Ciertos síntomas serán específicos del tipo de artritis que tenga el niño.

Hasta ahora no hay cura para la artritis idiopática juvenil, pero es posible la remisión (es decir, tener pocos o ningún síntoma de la enfermedad). El tratamiento temprano es clave para controlar la enfermedad lo más rápido posible. Lo que se busca a través de las terapias es reducir o detener la inflamación, controlar y aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida. Pero, además, hay otras metas, como prevenir el daño de articulaciones y órganos para preservar su función y su movilidad. 

El tratamiento de esta enfermedad varía según el tipo y la gravedad de la enfermedad. Un plan completo incluye medicamentos, terapias complementarias y hábitos de vida saludables

Fuentes:

-Arthritis Foundation. American College of Rheumatology. Sociedad Argentina de Pediatría.

 

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