La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica, crónica, de causa no determinada que afecta al sistema nervioso central. La EM se genera del daño a la mielina, la capa protectora que protege las fibras nerviosas del Sistema Nervioso Central que incluye al cerebro, la médula espinal y los nervios ópticos.

La EM tiene una base inmunológica. El sistema inmunológico, normalmente encargado de defendernos de agresiones externas como infecciones, no reconoce la mielina como propia y en consecuencia, la lesiona. Si la mielina se destruye, la habilidad de los nervios para conducir impulsos eléctricos desde y hacia el cerebro se interrumpe y este hecho produce la aparición de síntomas.

Los procesos de desmielinización y cicatrización aparecen en diferentes momentos y en diferentes zonas, de allí el nombre de esclerosis múltiple.

¿Qué causa la esclerosis múltiple?

La causa de la EM permanece desconocida hasta la actualidad. No obstante, se reconoce la existencia de factores genéticos, que si bien no son absolutamente determinantes, ocasionan una predisposición a padecer esta patología. Parece claro que, sobre esta predisposición genética, uno o más factores ambientales podrían influir en el desarrollo de la EM.

Aunque no modifica esencialmente la expectativa de vida de las personas que la padecen, constituye una de las afecciones neurológicas más discapacitantes en el adulto joven, lo que implica un serio impacto en el ámbito familiar, social y económico-laboral. Se manifiesta mayormente entre los 18 y 35 años y con una prevalencia de 3 a 1 en las mujeres.

La EM no es contagiosa, hereditaria o mortal.

Por ahora, no se ha hallado una cura pero sí hay tratamientos para controlarla, ya sea para atenuar o espaciar los brotes o remisiones, o desacelerar su progresión.

¿Cómo se diagnostica la esclerosis múltiple?

Debido a que no existe un test de laboratorio que sea específico para llevar a cabo un diagnóstico, este puede ser una dificultad para el médico, especialmente en los primeros estadíos de la enfermedad.

En base a los antecedentes, el examen neurológico y estudios de laboratorio, el neurólogo deberá demostrar la existencia de daño en distintas áreas del Sistema Nervioso Central, lo cual es un hecho característico de la EM.

Sin embargo, otros procesos de tipo infeccioso, inflamatorio, metabólico o vascular pueden simular un cuadro parecido al de la EM y el médico deberá tenerlos en cuenta dentro del diagnóstico diferencial.

Con el pasar del tiempo, se han diseñado criterios diagnósticos para la EM con el propósito de hacerlo de forma más precisa y con mayor certeza. A su vez, gracias a los avances tecnológicos, distintos estudios de laboratorio fueron incorporándose en los criterios diagnósticos, mejorando así las posibilidades de documentar la enfermedad.

Actualmente, algunos de los estudios complementarios que son de mayor utilidad son los potenciales evocados, el análisis del líquido cefalorraquídeo y en especial, la resonancia magnética.

Recientemente, un panel internacional de expertos ha actualizado estos criterios, recomendando, entre otras cosas, que el diagnóstico de la EM sea realizado preferentemente por un profesional familiarizado con la enfermedad y que pueda interpretar adecuadamente los estudios complementarios.

 

Fuente: ema.org.ar

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